También se introdujo una figura nueva: el proceso monitorio laboral, pensado para resolver de manera más rápida las reclamaciones por montos bajos. Además, ya no existirán procesos de única instancia; todos los casos deberán pasar por dos instancias, lo que fortalece las garantías procesales y permite un mejor control de las decisiones.
Por último, el nuevo código establece reglas sobre el uso de tecnología en los procesos, sin que esto impida el acceso presencial si alguna de las partes lo necesita.
En resumen, esta reforma le da un giro importante a la forma en que se tramitan los procesos laborales, apostando por mayor agilidad y justicia para ambas partes de la relación laboral.